Carolina Dell´Oro

Ética y empresa hoy

Estoy realmente impactada de cómo desde un día para otro comienza...

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Martes 20 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Estoy realmente impactada de cómo desde un día para otro comienza a surgir en este país una “conciencia” sobre las grandes irregularidades éticas que estarían ocurriendo en las empresas. Este tema ha pasado a ser parte de nuestra vida, gracias a la profusa información de los medios de comunicación, redes sociales y líderes de opinión.



He sido incesante en declarar la importancia de la ética en la vida personal, familiar, en las organizaciones y en la sociedad, porque soy una convencida de que la ética es un pilar de la vida; pero no sólo una ética que se quede en el ámbito de la regulación y fiscalización, sino que apunte a dar un paso más: aquel que ve esta milenaria ciencia como aquella que busca potenciar ambientes que favorezcan el bien común. Es decir, el conjunto de condiciones que permitan el desarrollo pleno de las personas que componen nuestra sociedad. Que busca en última instancia el camino a la verdadera felicidad humana.

Desde esta perspectiva, no tengo duda que la búsqueda de las autoridades por regular estos aspectos en las empresas es muy válido. Pero me preocupa la vertiginosa irrupción de fiscalizaciones y los prematuros juicios que aunque no son explícitos, dan pie para que la opinión pública los construya. Dejo esta inquietud planteada.

Pero lo que sí es evidente es que llegó la hora de romper el paradigma de que el principal y último objetivo de una empresa es ganar dinero. Las empresas visionarias del mundo de hoy evidentemente tienen el objetivo de ganar dinero, es lo que les da sustentabilidad. Pero el problema no está ahí, sino en la legitimidad de cómo se hace. Una empresa que quiere hacer la diferencia, debe pensar en desarrollar una impronta que deje una huella ética en la sociedad donde se inserta. Invierte en el futuro, a la vez que está consciente de la necesidad de ayudar al desarrollo humano y de la sociedad. De acuerdo con esta mirada, el valor que crean las empresas debe ser medido no sólo por las utilidades de corto plazo, sino en términos de cómo generan las condiciones que le permiten sostenerse legítimamente en el tiempo.

Leyendo la última Harvard Business Review tuve la grata sorpresa de encontrarme con lo que me atrevería a llamar un ‘modelo ético’ para las empresas, planteado por Rosabeth Moss: “En vez de mirar los procesos organizacionales como formas de extraer más valor económico, las grandes empresas crean marcos que usan el valor para la sociedad y los valores humanos como criterios en la toma de decisiones. Creen que las corporaciones tienen un propósito y satisfacen las necesidades de sus stakeholders de muchas maneras: produciendo bienes y servicios que mejoran las vidas de los usuarios; dando trabajo y mejorando la calidad de vida de los trabajadores; desarrollando una sólida re de proveedores y socios de negocios, y asegurando la viabilidad financiera, lo que genera recursos para hacer mejoras, inversiones y dar retorno a los inversionistas”.

Desde esta perspectiva, espero que la fiscalización que se está llevando a cabo abra un camino también a propuestas políticas e incentivos para que las organizaciones puedan realizar una verdadera gestión ética.

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